¡Al agua, patos!
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Se acerca el verano y, con ello, el ocio en la piscina. Esta época es ideal para explorar el juego en el agua y compartir con los más pequeños un espacio común en el medio acuático. Y es que este medio nos permite explorar nuestro cuerpo de un modo diferente y trabajar la creatividad inventando posibilidades lúdicas de lo más variopintas.
El juego en el agua tiene beneficios específicos que podemos explotar si los conocemos. Favorece a la conciencia propioceptiva gracias a la resistencia que ofrece el agua. Dicha resistencia, además, ¡ayuda a trabajar la musculatura! ¿Qué mejor forma de hacer ejercicio que divirtiéndonos? Por otro lado, el agua nos genera una sensación relativamente parecida a la ingravidez, por lo que permite hacer cosas que en tierra requerirían de un dominio y una forma física envidiables. Tal es el caso de piruetas y acrobacias. Explorar estas posibilidades genera satisfacción, y ayuda al control corporal.
Visto lo visto, no es de extrañar que el juego en el agua ayude a trabajar la psicomotricidad y la coordinación, ya que el desplazamiento requiere del uso coordinado del cuerpo de un modo muy distinto al que normalmente usamos y permite movimientos difíciles de explorar fuera del agua.
El agua permite posibilidades de juego que en otros medios no serían posibles. La inmersión en la piscina implica un cambio a nivel sensorial que puede dar lugar a distintas actividades como juegos acrobáticos y su consiguiente imitación, caza de objetos en el fondo… Los juegos de pelota cobran un significado distinto en este ámbito y requieren un esfuerzo enorme a causa de la resistencia del agua y de la dificultad de mantenerse a flote. Es agotador… ¡Y divertido!
El uso de churros y colchonetas, amplia estas posibilidades. Estos elementos pueden usarse para ayudar a la flotación, pero también para trabajar la creatividad: una colchoneta puede ser un barco pirata y un churro un caballo. Aquí es inevitable nombrar las múltiples posibilidades de Criaturas Infinitas, que puede servir desde refuerzo para la seguridad, hasta para juegos simbólicos en el agua gracias a la flotabilidad de las piezas y por lo tanto de las construcciones que se hagan con ellas.
Poder jugar en un medio que no es que ordinario, va a favorecer la autoestima, enfrentarse a una situación de riesgo potencial nos refuerza y ayuda a explorar posibilidades no planteadas hasta el momento. Y esto no solo ocurre con los niños y niñas, si estamos dispuestos, podemos seguir enfrentándonos a estos retos desde la adultez.
¿Te animas a combatir el calor jugando en la piscina con Criaturas Infinitas?
Virginia Burgos