
El arte como antídoto al pensamiento único - Criaturas Infinitas
Durante años, el arte ha ocupado un lugar marginal en muchas propuestas educativas. A menudo se le reserva un espacio reducido en la jornada escolar, o se lo considera un “complemento”, un “descanso” entre materias serias. Pero ¿y si estuviésemos mirando al arte con lentes demasiado estrechos?
En Criaturas Infinitas creemos que el arte no solo merece un lugar en la escuela, sino que debe ocupar un papel central en el proceso educativo. No porque queramos llenar el mundo de artistas profesionales (aunque bienvenidos sean), sino porque necesitamos, más que nunca, personas creativas.
El arte no es una asignatura más. Es una forma de pensar, de sentir, de resolver problemas, de comunicarse y de estar en el mundo. Cuando un niño pinta, compone, improvisa, construye o explora materiales desde una lógica estética, no está simplemente "jugando": está ejercitando la imaginación, la empatía, la autonomía y la capacidad de expresión.
El trabajo artístico fortalece habilidades cognitivas como la atención, la memoria, la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Pero, más allá de los beneficios instrumentales, el arte permite desarrollar una cualidad profundamente humana: la capacidad de crear sentido en un mundo cambiante.
En un sistema que tiende a valorar las respuestas correctas, el arte enseña a formular preguntas. Frente a un modelo educativo que muchas veces promueve la estandarización, el arte celebra lo singular. En lugar de repetir fórmulas, el arte nos invita a explorar caminos propios.
¿Y no es esto lo que necesitamos como sociedad? Personas capaces de mirar con otros ojos, de conectar ideas aparentemente inconexas, de imaginar alternativas frente a los desafíos actuales.
Cuando hablamos de arte en la escuela, no nos referimos únicamente a tener una hora semanal de dibujo. Nos referimos a una forma de entender la educación como experiencia sensible, como laboratorio de exploración. Una escuela donde se escuche, se observe, se componga, se cree. Donde se usen las manos tanto como la mente. Donde se construyan preguntas tanto como respuestas.
En enfoques como Reggio Emilia, por ejemplo, se reconoce al arte como uno de los "cien lenguajes de la infancia". No se trata de técnicas cerradas, sino de abrir canales de expresión, de dar lugar al asombro, al error, al proceso.
En Criaturas Infinitas lo tenemos claro
Nuestros materiales, instalaciones y propuestas están pensadas no para enseñar “a hacer arte”, sino para habitar el juego y la creación como formas de conocimiento. Para invitar a moverse, tocar, transformar, imaginar.
Creemos que el arte no es un lujo. Es una necesidad.
No es para unos pocos. Es para todos.
Y su lugar no es periférico. Es central.
¿Qué cambiaría en nuestras escuelas si el arte no fuera una actividad extra, sino el punto de partida?