El juego en la tercera edad
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Cuando pensamos en juego pensamos en infancia. Con frecuencia dejamos de lado a posibilidad de juego en adultos y adultos mayores. Dejamos nuestras necesidades lúdicas y nuestra capacidad creativa a un lado o relegadas al trabajo o actividades restringidas aceptadas socialmente como los juegos de cartas o de dados entre otros. Con esta idea desterramos el juego como instrumento para favorecer el bienestar.
El juego puede y debe usarse para promover la autonomía y el bienestar de los adultos mayores. Dentro de la terapia ocupacional, el juego es un recurso frecuente, estimular las funciones necesarias para desarrollar las actividades de la vida diaria (AVD) es una tarea fundamental en esta etapa vital, hacerlo desde el juego va a promover la motivación de la persona adulta mayor.
La jubilación trae consigo un cambio de etapa vital que puede ser abrumador. A la desocupación que supone el término de la vida laboral, se une el término de relaciones sociales asociadas a esta. Es fundamental, por ello, tener un ocio saludable, que promueva la socialización, para el bienestar de la persona.
El juego abre una oportunidad para trabajar la memoria, la psicomotricidad, habilidades cognitivas, coordinación, autoestima y autoconcepto. En esta etapa puede darse una idea errónea respecto a lo que somos capaces o no de hacer, el juego es una manera amable de explorar estos límites, conocerlos y trabajar sobre ellos. Además, el juego puede usarse, para la rehabilitación o estimulación de determinadas funciones, lo cual ayuda a la motivación frente a la tarea y a la gestión de la terapia desde un punto lúdico y placentero.
Ya hemos hablado en este blog sobre creatividad. Desarrollar tareas creativas ayuda a la neuroplasticidad cerebral. Trabajar la capacidad de adaptación, de generar respuestas alternativas ante una dificultad, va a ayudar no solo a reforzar las habilidades cognitivas, sino a evitar (en la medida de lo posible y en combinación con otras actividades) el envejecimiento prematuro. Para esta tarea pueden usarse juegos adaptados, piezas sueltas, juegos tradicionales… la creatividad del terapeuta juega un papel primordial en este aspecto y animamos a investigar sobre las posibilidades de Criaturas Infinitas al respecto.
El juego es una herramienta de gran valora para trabajar el envejecimiento activo, pero no podemos olvidar su objetivo principal, la tarea lúdica, la diversión. Divertirnos jugando va a ayudar al bienestar integral y por lo tanto a la salud de la persona.
Defendamos un envejecimiento digno, con ocio de calidad y en comunidad. Y ¿por qué no?, intergeneracional.
Virginia Burgos