El uso de pantallas es algo que preocupa a madres y padres
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El uso de pantallas es algo que preocupa a madres y padres. En la actualidad, el juego en la pantalla se ha instaurado, no solo en la infancia, sino en nuestras propias vidas adultas.
Son muchos los factores que influyen en que los videojuegos sean adictivos, más aún con la presencia de los móviles y tabletas. Y es que ¡tenemos un reforzador inmediato! podemos jugar en cualquier momento y lugar, con el placer que ello conlleva… No es difícil entender cómo esto afecta a nuestra paciencia, concentración, atención o habilidades sociales.
Durante la infancia y la adolescencia, el cerebro es especialmente plástico. Por ello, es importante proteger a los niños y niñas en estas etapas. Limitar los periodos de juego con pantallas, favorecerá la gestión del tiempo, la búsqueda de alternativas, las relaciones sociales, la estimulación cognitiva ligada a la vida en tres dimensiones. Aburrirse es el primer paso para desarrollar la creatividad, algo de lo que hemos hablado ya en este blog por su importancia.
El uso de pantallas puede afectar al aprendizaje y a la empatía, a la capacidad para inhibir los impulsos, a la gestión de la frustración. Esto no implica que no haya beneficios derivados de este tipo de juego. Los videojuegos tienen un gran potencial como medio de aprendizaje. Sin embargo, su abuso puede tener consecuencias en los niños y niñas que repercutirán en su día a día presente y futuro.
El tiempo que se dedica al juego virtual es inversamente proporcional al tiempo que jugamos al aire libre. Generalmente percibimos la limitación y la resolvemos con un “este niño no sale”, pedir que los niños y niñas elijan jugar en la calle frente a jugar en la pantalla es atribuirles una responsabilidad injusta para su edad. Toca preguntarnos qué hacemos nosotros para favorecer este cambio.
Tenemos una gran tarea en este sentido, somos el modelo de nuestros niños y niñas, esto implica que tenderán a replicar nuestro comportamiento. Es necesario, por lo tanto, plantearnos el tiempo que dedicamos nosotros a la pantalla. Quizá nos sorprendamos si miramos el tiempo que dedicamos al móvil…
Virginia Burgos