niño jugando con criaturas infinitas

Jugar en familia sin pantallas: 4 ideas

Vivimos tiempos en los que parar parece un lujo. Las pantallas nos acompañan en el trabajo, en el ocio, en los ratos muertos… y, muchas veces, también en la crianza. No se trata de demonizarlas —sería poco realista y un poco injusto—, sino de hacer espacio, aunque sea pequeño, a otras formas de estar juntos. Formas más lentas, más presentes, más conectadas.

En Criaturas Infinitas creemos que jugar es una de las formas más potentes de construir vínculo, y también de construir mundo. Por eso, hoy queremos compartirte 7 propuestas sencillas para jugar en familia sin pantallas, recordando a lo que jugábamos cuando éramos pequeñas

1. Juegos sin instrucciones

Una caja llena de piezas sueltas y materiales no estructurados, elementos cotidianos o naturales. Al no tener un uso predefinido, estos materiales abiertos permiten que cada niño o niña proyecte en ellos su imaginación, sus ideas y su manera única de entender el mundos.

 Os dejamos una lista de Materiales para el juego sin instrucciones:

🌿 Naturales

  • Palos, piedras, piñas, hojas secas

  • Arena, barro, agua

♻️ Reciclados y reutilizables

  • Cajas de cartón de diferentes tamaños

  • Tubos de papel higiénico o de cocina

🧩 Modulares y de ensamblaje libre

  • Piezas de goma EVA (como las de Criaturas Infinitas)

  • Fideos de piscina o bigudíes flexibles

🖌️ Artísticos y sensoriales

  • Pintura de dedos, ceras gruesas, tizas

  • Plastilina, masa sensorial, arcilla

🛠️ Herramientas seguras de exploración

  • Pinzas de madera o plástico

  • Cucharas, embudos, vasos medidores

Son versátiles, accesibles y multisensoriales. No proponen un “cómo se juega” cerrado, sino que abren posibilidades: hoy pueden ser una casita, mañana un robot o un refugio secreto. Además, muchos permiten trabajo corporal, exploración del espacio y juego simbólico.

2. Espacios de juego libre compartido

¿Y si en lugar de mirar cómo juegan, nos sentamos a jugar también? Construir un refugio con almohadas, sillas y telas. No hace falta intervenir: estar ya es una forma de participar.

En lugar de construir cada uno “lo suyo”, propón crear algo entre todos: un vehículo gigante, una criatura con tres cabezas, una escultura imposible. Negociar, turnarse y tomar decisiones compartidas son habilidades que también se juegan.

🧠 Estudios de la Universidad de Cambridge demuestran que el juego compartido con adultos mejora la autorregulación emocional y fortalece los vínculos.

3. Micro - teatros familiares

Inventad personajes, historias, diseñar accesorios con cosas que tengáis en casa. Pensar cómo se mueven, que sonidos hacen.

🎭Este tipo de juego simbólico impulsa el desarrollo de la empatía, la narración y la capacidad de expresión. A veces, incluso una construcción puede convertirse en un escenario.

4. Inventar nuevos juegos

A veces no hace falta jugar a algo que ya existe. Proponed juntos reglas nuevas, combinado objetos, cambian roles. Las reglas las inventáis vosotras. Y también podéis cambiarlas. Jugar es también ejercer libertad.

No se trata de eliminar las pantallas de la vida familiar, sino de recuperar el juego como espacio de conexión real, donde podamos observarnos, sorprendernos, descubrirnos. Los momentos compartidos no necesitan perfección, ni mucho menos un plan maestro. Solo necesitan tiempo, escucha y presencia.

🗨️ ¿Y si esta semana eliges una hora para no hacer nada más que jugar? ¿Qué podría pasar? ¿Qué descubriréis juntos?

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