El juego y el desarrollo
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Cuando hablamos de infancia, hay ciertos referentes que aparecen con facilidad en la cabeza de educadores y psicólogas. Hoy vamos a referirnos a uno de ellos, Piaget, para hablar de tipología de juego.
Para Piaget, en el juego, los niños van creando su realidad en función de los conocimientos y habilidades que van adquiriendo. Por lo tanto, el juego irá adaptándose a dichos conocimientos en función de la etapa de desarrollo de los niños y niñas. Y a la vez, servirá para adquirir dichos conocimientos.
Piaget define distintas etapas de desarrollo en la infancia y relaciona distintas tipologías de juego con ellas. Lo cual tiene sentido ya que, hemos dicho que las habilidades se adquieren a través de él. Veamos unas pinceladas al respecto.
Hasta los 2 años, los niños y niñas se encuentran en lo que el autor llama fase sensoriomotora. El papel de los sentidos es fundamental en este momento: escuchar, morder, manipular… Y es que los bebés pueden jugar con su propio cuerpo, balanceándose, girándose sobre sí mismos, arrastrándose. En esta etapa, el juego principal debería ser funcional o de construcción. Es decir, un juego en el que los juguetes son usados para el fin para el que fueron diseñados: rodar un coche, hacer sonar un sonajero, amontonar bloques…
De los 2 a los 7 años, aproximadamente, los niños se encuentran el la fase preoperacional. La capacidad de pensar simbólicamente se va regulando en esta etapa. Dicho desarrollo permite un juego más imaginativo. Esto implica no solo el uso de los objetos con fines distintos a aquellos para los que fueron diseñados (por ejemplo, usar un lapicero como telescopio), sino un juego a través del cual se simula y conoce la vida. Es interesante, en esta etapa, el juego con disfraces, cocinitas…
De los 7 a los 12 años, los niños y niñas se encuentran en la etapa de las operaciones concretas. La aplicación de la lógica a lo cotidiano (en situaciones no abstractas). En este momento suele aparecer el interés por juegos reglados como, por ejemplo, los juegos de mesa.
A esta etapa le seguirá la de operaciones formales, donde el pensamiento abstracto comienza a desarrollarse. Esto hará que la complejidad del juego aumente y el interés por jugar en colectividad, también.
Desde Criaturas Infinitas, cabe destacar que el juego de piezas sueltas permite acompañar a los niños y niñas en las distintas fases de desarrollo, ya que puede usarse para la construcción, reinventarse de forma simbólica, ser usado con mayor complejidad cuando las habilidades lo permiten y jugar de forma colectiva.
En la adultez seguimos jugando a deportes, haciendo maquetas, pasatiempos… quizá sigamos aprendiendo de la vida a través de ellos y de la relación con los otros durante la actividad. ¿Te animas a ello?
Virginia Burgos