Diseñar, Jugar, Diseñar, Jugar: ¿Cómo comenzó Criaturas Infinitas?

Diseñar, Jugar, Diseñar, Jugar: ¿Cómo comenzó Criaturas Infinitas?

Hoy queremos compartir con vosotras nuestros comienzos. Muchas veces, nos preguntáis cómo surgió la idea de Criaturas Infinitas y cómo empezó todo. ¡Os lo contamosCriaturas Infinitas nació en el marco de una convocatoria de proyectos dentro del antiguo Medialab Prado, (hoy Medialab Matadero), ubicado en la Serrería Belga, un centro cultural y laboratorio ciudadano en Madrid del que era usuaria habitual.

La convocatoria se llamaba “Juguetoria 2020 ¿Jugamos a hacer juguetes?”, y fue comisariada por Sara San Gregorio, que ya entonces era para mí un referente dentro del panorama lúdico-artístico madrileño.

Juguetoria fue un laboratorio de diseño de juguetes para que las ideas tomaran forma a través de las máquinas del fablab (corte láser, impresión 3D, CNC…).

Fernanda y yo nos presentamos por separado, sin conocernos.
Ella trajo una propuesta que hackeaba el clásico el churro de piscina, transformándolo en un juguete acuático para enseñar natación desde el juego.
Yo, Eva, desde mi experiencia en lo escénico, quería crear un dispositivo blando y sensorial que pudiera ser escenografía, vestuario y escultura al mismo tiempo: una pieza que se pudiera performar sobre el cuerpo.

Ambos proyectos eran diferentes, pero compartían algo esencial: querían abrir posibilidades infinitas desde el juego.

Sara, con gran intuición, nos propuso unir fuerzas. Un gesto arriesgado, pero lleno de confianza. Y ahí empezó algo nuevo, algo que no teníamos previsto, pero que hoy es semilla de Criaturas Infinitas

Al equipo de colaboradores se sumaron Javi, desde la imagen y la fotografía; Ana, profesora de educación física con una tesis sobre juguetes acuáticos; y Alba, ceramista. También nos acompañaron desde Alquimétricos, otro proyecto participante con experiencia trabajando con goma EVA. Y en el equipo de mentorías estaba Alicia Gutierrez, de Ephimera Play y Enrique Bordes
Fernada, con su bagaje en diseño de producto y arquitectura, y yo,, con trayectoria en lo escénico, escenografía, atrezzo e imagen, comenzamos a tejer este universo de criaturas.

Fueron semanas de investigar, diseñar, equivocarnos, probar materiales… hasta que nació el primer prototipo: una maqueta pequeñita, que casi parecía querer echar a andar sola.

Después vino la primera remezcla, una sesión de juego libre con peques.  Fue emocionante ver cómo jugaban, cómo entendían el objeto sin que tuviéramos que decir nada. Ahí supimos que íbamos bien.

Esa maqueta se quedó con nosotras hasta hoy. No era solo un prototipo, era ya una criatura con vida.

Pasamos entonces a la escala grande: compramos churros, suelos de puzzle y empezamos a ensamblar.

Recuerdo con claridad el momento en que conectamos las piezas por primera vez y, al doblarse, comenzaron a generar nuevas formas. Era como si las criaturas se construyeran solas.

En la segunda remezcla, al finalizar la convocatoria, ya teníamos los dos prototipos listos. Y allí descubrimos que aún había mucho más por explorar: los/las niñas/os menores de 5 años, por ejemplo, preferían tirarse sobre los materiales blandos o jugar de forma simbólica con las construcciones de sus familias. Aprendimos mucho

Nos fuimos de Juguetoria cerrando con una charla y muchísimas ganas de más.
Queríamos seguir jugando. Queríamos compartirlas, que también otras pudieran descubrirlas, tocarlas, inventar con ellas.

En los meses siguientes, Fer, Javi y yo decidimos no soltar ese hilo. Fuimos a piscinas, volvimos al Retiro, organizamos sesiones con adultos/as, con peques, con diseñadores y creadores/as que nos ayudaron a seguir puliendo ideas.

Poco a poco descubrimos algo que hoy sentimos muy cierto: Para nosotras, el proceso mismo de diseñar y crear fue, y sigue siendo, una forma de jugar.

Nuestro juego ocurre ahí, entre ideas, materiales y pruebas.

Y eso nos parece esencial: para diseñar juguetes hay que jugar.

Lo que había comenzado como una idea experimental se estaba convirtiendo en algo más grande: un lenguaje propio, una invitación al juego sin fin.

Una manera de estar y habitar el mundo.

 

Eva

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